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Óleo de Víctor Humareda (Puno 1920 - Lima 1986) |
Origen y significado de la danza
La figura del diablo como símbolo arquetípico del mal llegó con los conquistadores españoles en el siglo XVI. En el pensamiento prehispánico el antagonismo radical entre el bien y el mal no existía, pues según el principio dual andino, todas las deidades portaban un componente positivo y negativo que actuaban complementariamente. Los evangelizadores y extirpadores de idolatrías identificaron como diabólicos a las deidades andinas (despojándolas de sus significados originales) para así justificar su estigmatización y destrucción.
La figura del diablo como símbolo arquetípico del mal llegó con los conquistadores españoles en el siglo XVI. En el pensamiento prehispánico el antagonismo radical entre el bien y el mal no existía, pues según el principio dual andino, todas las deidades portaban un componente positivo y negativo que actuaban complementariamente. Los evangelizadores y extirpadores de idolatrías identificaron como diabólicos a las deidades andinas (despojándolas de sus significados originales) para así justificar su estigmatización y destrucción.
En la mentalidad post-medieval de los europeos, todas las guacas (adoratorios) y entidades del paneteón andino fueron consideradas diabólicas. De ellas, Supay descolló como el espíritu que personificaba al cornúpeta: “claro está que la elección fue completamente arbitraria si se da crédito a la definición más antigua de Zupay, la que ofrece Domingo de Santo Tomás en su Lexicón (1560): Angel bueno o malo, demonio o trasgo de casa…" (Pierre Duviols en Cuentas Ormachea, p. 33). Otros espíritus identificados con la idea cristiana del demonio son elHuapuñuñu el Bisocho, el Humapuricuc, el Tío, el Muqui, entre otros. En la zona del Cusco, aparte del término Supay o Humapuricuc, está el término Saqra.
Debemos decir entonces que la concepción colonial del Supay es mestiza, y es con ella que se construye el corpus simbólico de la danza de la Diablada altiplánica. Es una danza que expresa un profundo sincretismo entre los símbolos religiosos católicos e indígenas. De carácter colectivo, inicialmente la ejecutaban sólo hombres. Desde la década de 1950 comenzaron a incorporase mujeres (como chinas-diablas, chinas y mamachas). De acuerdo a Julia Elena Fortún (destacada investigadora boliviana), es una danza de salto, extrovertida, a diferencia de las danzas autóctonas, que son cerradas y cuyos pasos son más “de tierra”.
Es bueno recordar que la figura del diablo en la danza popular no es exclusiva de la zona altiplánica; se presenta de distintas maneras en toda América Latina, y en el caso del Perú, aparte de la de Puno se pueden mencionar el Son de los Diablos de Lima, la Danza de Diablitosen Piura, Los Diablos en Cajabamba (Cajamarca), la Danza de Diablos en Ancash (Chiquián), losDiablicos de Jayanca y los de Túcume (Lambayeque), los Saqras del Cusco (Acomayo, Paucartambo), etc.
Es bueno recordar que la figura del diablo en la danza popular no es exclusiva de la zona altiplánica; se presenta de distintas maneras en toda América Latina, y en el caso del Perú, aparte de la de Puno se pueden mencionar el Son de los Diablos de Lima, la Danza de Diablitosen Piura, Los Diablos en Cajabamba (Cajamarca), la Danza de Diablos en Ancash (Chiquián), losDiablicos de Jayanca y los de Túcume (Lambayeque), los Saqras del Cusco (Acomayo, Paucartambo), etc.
El Padre Rubén Vargas Ugarte en su Historia del culto a María en Iberoamérica nos dice: “Desde el 2 de febrero de 1583 la Virgen de la Candelaria asentó sus reales en la zona del Collao y comarcas colindantes, extendiéndose rápidamente la fama de sus milagros” (Cuentas Ormachea, p. 39). La Danza de Diablos en el Collao se relaciona directamente con el culto a la Virgen de la Candelaria (llamada Virgen del Socavón o Virgen de los Mineros en Oruro) por lo menos desde fines del siglo XVIII. Su identificación como culto de mineros se explica más o menos así: los espíritus autóctonos demonizados (el Supay, o Tío, o Silala) que habitan el subsuelo inspiran el personaje sincrético del diablo; los mineros danzan disfrazados de diablos para que la Virgen les conceda perdón por haber conciliado ritualmente durante meses con los espíritus subtrerráneos, pues son ellos los que señorean ahí, y los que les permiten ubicar las mejores vetas y extraer el mineral. Las luces de que hacen gala en los trajes representarían la riqueza y brillo de los metales que guardan las entrañas de la Tierra, y las grotescas criaturas que adornan sus máscaras, representan no sólo ese mundo subterráneo, sino elementos muy complejos de la cosmovisión collavina, tema que no aborda este breve texto. Como veremos líneas abajo en el breve recuento de las principales leyendas de origen, sólo una en cada lado de la frontera (la leyenda paceña sobre el derrumbe de la mina en Oruro, y la de la mina Laycacota en Puno, ambas del siglo XVII), se refieren a una mina y a mineros.
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